EL PACTO DEL EURO, LA MUERTE DE LA CLASE MEDIA: HACIA LA ASIATIZACIÓN DE EUROPA
Con el Pacto del Euro del próximo 27 de junio, el capitalismo sigue fiel a sus orígenes, es decir, a su pasión por la máxima concentración de poder, en la forma de la máxima concentración de capital. Cuya expresión más evidente se manifiesta en instituciones como el FMI, BCE y BM, que, casualmente, son las inspiradoras de este proyecto comunitario europeo.
El pacto del Euro nos dice esto: el capitalismo es el espíritu inmanente y dialectico de la historia. Es él quien crea y destruye pueblos, quien crea y destruye clases. La clase media fue tan solo la forma que adoptó el espíritu del capitalismo en un momento incipiente de su historia, pero debe ser superada, por una nueva clase: la clase bancaria, la clase cártel, la clase multinacional, la clase hollywoodiense, en definitiva, la clase Forbes.
Pues bien, este Pacto del Euro, este pacto tecnócrata corporativo continental, es la más clara sentencia de muerte de la clase media europea, así de sencillo y así de claro. Y supone la capitulación de la resistencia de un continente con un legado político social histórico frente al fanatismo dogmatico del capitalismo.
El capitalismo, esta auténtica teocracia de la riqueza, esta plutocracia, que propugna un indiscutible darwinismo económico que no hace más que irradiar y extender por todas partes un darwinismo social, es la forma definitiva a la que aspira este sistema y nos conduce, si nadie lo evita a tiempo, a un futuro de castas económicas; y a la consolidación de un estado de apartheid económico continuo que determinará y restringirá las posibilidades de acceso al conocimiento, a la salud y a la seguridad de la mayor parte la población y la circunscribirá convenientemente en los límites de la mediocridad y el entretenimiento.
Con la supresión de la Clase Media nuestro mundo se dividirá entre el lujo y la precariedad.
El capitalismo europeo después de haber experimentado una asidua interacción con las BRIC’s (Brasil, Rusia, India, China) en las últimas décadas, ya no puede ocultar por más tiempo las pulsiones totalitarias frente a su población. China ha demostrado que el cinismo pro-democrático propugnado por Europa y América no es necesario, que el Capitalismo funciona mucho mejor con una supresión masiva de derechos que con una apariencia de protección de ellos.
China ha probado en definitiva que el taylorismo post-comunista está en boga. Pues, como ha demostrado, se puede ser abiertamente totalitario y alcanzar un celebrado éxito económico mundial, barriendo sistemáticamente derechos humanos y al mismo tiempo, manteniendo relaciones excepcionalmente correctas con el resto de socios económicos, que incluso causan admiración y envidia.
Europa, antigua maestra, es hoy discípula de China. Su fascinación por su nueva tutora es tal que Europa va a aprobar, en la inconsciencia de la mayor parte de su población continental, el Pacto del Euro, que nos dirige indefectiblemente hacia la asiatización de Europa, es decir, hacia la infra-proletarización sumisa y post-marxista de Europa.
Sólo una sociedad civil europea, solidaria, crítica y valiente podrá hacer frente a semejante amenaza.
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