Este tipo de iniciativas y de convocatorias como la sentada del 15M frente al congreso, deberían convertirse en la tónica habitual de las acciones del 15M.
Extendamos esta actitud de incursiones pacíficas y simbólicas respaldas masivamente.
Enseñemos músculo, que cada iniciativa aspire a transformar la acción en un símbolo que contribuya a consolidar la cohesión del Movimiento social 15M.
Convocar, llegar, abarrotar, demostrar pacíficamente, permanecer hasta elevar la acción a símbolo, felicitarse, recoger y volver a la base, a la redes; para continuar, generar debate, dialogar acciones, ser magma dialógico y erupciones de hashtags y de nuevo… otro día, en otro lugar, a otra hora, convocar, llegar, abarrotar, demostrar pacíficamente, permanecer hasta transformar la nueva acción en símbolo, congratularse, recoger y volver a la base, a las redes… y así sucesivamente, con paciencia, con tenacidad, con astucia creativa, con continuidad y sobre todo paz.
La violencia de nuestras acciones, reside en nuestros nuevos símbolos. Debemos ser lo suficientemente inteligentes como para crear multitud de símbolos cohesivos que retroalimenten nuestra relación con el 15M, y… muy importante, alcanzar esos símbolos de manera pacífica. De hecho, cuanto más pacíficamente elevemos nuestra acción a símbolo, con más violencia podremos utilizar ese símbolo contra el poder establecido.
Nuestro poder reside en la paz, porque es la paz, la que nos brinda el apoyo social total.
Tenemos que ser como artistas que roban símbolos a las ocasiones. Cada convocatoria propicia una ocasión, de espontaneidad y de manifestación, y esa manifestación viva, contiene una dimensión de poiesis, es decir, una dimensión de formación simbólica a partir de esa vivencia socio-colectiva que quiere ser elevada a símbolo.
Hoy en los peldaños del congreso, ya no veía piedra ni cemento, sino los escaños de este pueblo.
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