Las élites plutocráticas dominantes que han hecho de esta sociedad, una sociedad hipertecnificada y plutómana, han puesto toda su inteligencia y toda su audacia, en mantener, a toda costa, a la población mundial, en el umbral de la pobreza, el endeudamiento y la ignorancia; como un medio perfecto, para reducirla a un estado de continua y conveniente dependencia infraorganizada, desde el que sea más cómodo y rentable, manipularla y abusarla, para perpetuar su imperio de violencia ultraneoliberalista y misántropa.
Un sistema insostenible encerrado en un círculo vicioso autodestructivo, basado en la aporía economicista dogmática de un Crecimiento fanático, que tiende al infinito por medio de recursos finitos.
Este sistema de Crecimiento fanático está basado en la sobreexplotación, la sobreproducción, la sobreconsumición y la sobrecontaminación, que genera sobrepoblación planetaria ("una ampliación del mercado"), que a su vez exige aún, una mayor sobreexplotación, sobreproducción, sobreconsumición y sobrecontaminación para atender las nuevas necesidades de su demanda.
Este sistema que avanza como una Nada, que amenaza con el colapso bilógico y la supervivencia de la especie humana, es la verdad incomoda que acecha a todos, pero que ningún gobierno ataja.
Este sistema plutocrático globalizado, en donde la teocracia del Capital impone las leyes a las que se han de plegar las soberanías de todos los países del planeta, es la actual ley del mundo, y ha hecho de cada pueblo de La Tierra una masa de esclavos atomizados y pragmálatras.
Con un sistema educativo basado en la excelencia de la técnica y la aversión por la razón autónoma, el pensamiento crítico y la reflexión. Las universidades de medio mundo apenas pueden aspirar a ser más que fábricas de tecnócratas con un excelso saber técnico pero con una madurez racional digna de un jardín de infancia.
Este sistema que ha divinizado la materia y ha reducido el espíritu y la razón a la emoción. Este sistema hiperracionalizado que apela a la irracionalidad para justificar una argumentación, que ha hecho de la inteligencia emocional el sagrario del cortex cerebral; que ha hecho de la razón una sierva de la emoción, y ha arrojado al hombre al vacio de la posibilidad de estabilidad y orientación. Este hombre nuevo, este animal inusitadamente emocional, es carne de manipulación.
Este sistema que ha hecho de la industria del entretenimiento la forma ideal de vaciar y rellenar el pensamiento. Que ha hecho de lo necesario una rareza y de lo superfluo una necesidad. Que ha hecho del consumismo el principio, el medio y el fin de la existencia. Que ha hecho de la política una mercancía y de cada presidente de gobierno un títere de la economía, y que ha encontrado en los cárteles del media la cobertura perfecta para toda la desinformación que le interesa, es el mundo en que vivimos.
Este es el mundo del que nace el 15M y es el mundo al que se enfrenta el 15M. Pero de hecho, no es un Mundo, era un Mundo, quizá hace tiempo, pero ahora tiende, en sus mayores partes, a ser un submundo. El 15M es un movimiento social necesario, y su habilidad de continuidad, determinará la continuidad de la conciencia de la sociedad civil española. Pero este Movimiento se enfrenta a un sistema tremendamente poderoso y organizado, del que en gran parte el 15M no está totalmente liberado, pues en él vive y se ha educado. El 15M se enfrenta a un mundo barbárico plutolatra y plutomano, que adora a la riqueza y es adicto a su acumulación. Un mundo así conduce a la aporía economicista del Crecimiento y a la autodestrucción. Y lo que es más espeluznante, en esta época de crisis profunda, parece ser que se propone como única solución, y cuanto más drásticamente se implementen sus medidas mejor.
O somos Numancia, o no somos nada.
Resistencia numantina, unión, continuidad y reflexión.
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